POLÍTICOS QUE VAN Y VIENEN (Asor Sadob) Los políticos actuales no están realmente comprometidos con los problemas y las soluciones a dar a todo un pueblo que siempre ha creído en ellos y los ha respetado y además los ha defendido. Siempre se ha confiado sean de un partido o de otro, que ésas personas que hablan y ponderan sobre cómo debemos llevar nuestro País hacia adelante, levantarlo, acomodarlo y defenderlo, pero la verdad es que con los años han demostrado sobradamente que solo piden, hacen, arreglan, defienden, su postura para nada más y nada menos que llevárselo para su bolsillo. Todo el dinero de nuestro sudor, el dinero de nuestros beneficios y hasta nuestro aliento. Después de nuestra gran osadía de salir de una dictadura obligada, de permitirnos soñar y abanderar una importante transición que para ellos quisieran otros, después digo, de salir airosos de todos nuestros odios y nuestras particularidades, no es justo que personajes que quizá lo tuvieron todo más fácil, más disponible, nos hayan llevado a vivir casi a un ostracismo con respecto a Europa que no nos deja ni asomar la cabeza. Siento el dolor que están llevando aquéllos a los que nadie mira ni consienten ayudar porque es mejor mirar hacia otro lado. Pero más siento, cuando casi todo el pueblo esté sumido en la miseria por los descuidos y vaivenes de estos políticos que no saben hacer política.
   
  rosabodas
  Artículos publicados en "Factum Revista Literaria"
 
 

EL NUEVO SALVADOR DE LA SOCIEDAD

 

Fatuo, poco generoso, ligero de razones con peso, lleno de simbiologías adormecidas y engañosas palabras, ya muy vistas, muy conocidas en épocas pasadas, muchos años antes de la golosinada de arrebatar el poder.

 

Así me pareció a mí un personaje que de la nada aparece y como resucitado nos intenta enseñar a vivir y a dejar de sufrir, en una palabra, doblegar.

 

Si, en realidad solo quiere doblegar, llevarnos como borregos a su redil, con una sonrisa que te suena de haberla visto en fotos del pasado, en recuerdos, en la disyuntiva de épocas pasadas en las que se debatía la misma suerte.

 

Sutil, sibilino, pretende hipnotizar a las cámaras… pero son tan transparentes los reflejos que estas cámaras proyectan que se ve claramente al embaucador. Convence, claro que convence, con lo que tenemos encima, cualquiera que venga y diga soy el salvador, nos lo creeremos.

 

Aprovechando la moral por los suelos de muchos, el no saber qué hacer de otros, la sinvergonzonería del resto, es el momento de que un salvador, mentiroso y engañoso venga a resucitarnos.

 

Pero no será fácil, porque a pesar de todos los descalabros sufridos, aún quedan fuerzas y esperanzas de que podamos sobrevivir sin la necesidad de que nadie, nadie trate de llevarnos por donde no queramos.

 

Nuestra sociedad parece que está hundida, dividida, machacada. Pero la realidad es que aquello de: caerás pero al momento te levantarás, en esta sociedad, es vital.

 

Porque, si caemos y nos dejamos pisotear jamás llegaremos al final. ¿Cuál es nuestro final? se preguntarán, solo cada uno de nosotros mismos lo sabemos, pero para llegar a ése final no necesitamos a, fatuos, egoístas ni mentirosos.



A TI



 

 que parece que no te encuentras, a ti, que confías más en lo imaginable que en
lo real, a ti, que desprecias todo lo que te dan, a ti, que prefieres vivir
sólo para ti y nada para los demás, a ti:
Confía,
piensa, ama y lucha por sobrevivir, no por echar las culpas de todo a los que
te rodean.

No
luches contra los que te aman y contra los que dentro de sus posibilidades, te
ayudan.



No
caigas en la tentación de pensar que todos están contra ti, porque eso, lo
sentimos el resto por el otro resto.


Nadie
quiere ver hundido a nadie, pero ninguno queremos que nos vean a nosotros
mismos hundidos.


Aprender
a luchar por uno mismo, sin creer que nuestros problemas, son de otros. Sin
acusar de tu destino a los demás.


Vivir
y dejar vivir es lo más reconfortante que se pueda obtener de quien te tiene
cerca. Comprender al otro, igual que queremos que nos comprendan a nosotros. Y
no creer que todos, todos te búscan para apalearte.

La
realidad, es que siempre se ha intentado llevarte por los mejores momentos y caminos
que nos puede ofrecer ésta vida, y tú, solo has querido revolverte y encararte
con los que te quieren.

Lástima,
que nunca hayas comprendido nada, alabado nada, ni agradecido nada.


La
persona que se cree el centro del reino y no se acerca a los que le rodean,
está tremendamente abocada a la soledad, impuesta por ella misma.

Ésa
soledad que ofrece a los que están a su lado por obligación o deseo y que su
generosidad, les ha llevado al hundimiento moral.



 

 Sobrevive
como puedas y abraza a los que te quieren, aunque no lo creas, te

      reconfortará.

                                         

http://issuu.com/factumrevistaliteraria/docs/factum23/37?e=8990336/14264437

¿LAMENTO MI CAMINAR?

 

 

Volvería a caer en la misma idiotez.

A pesar de los pesares y

a pesar de saber todo lo que me habría

de ocurrir, volvería a caer.

 

No lo siento, solo lo lamento.

Lo bueno puede sobre lo malo y

aunque éste desespere y se vea

traicionero y triste y duro…

sólo, lamento.

 

Lamento la pena que siento

porque no la merezco.

Lamento mis lamentos

porque no son sueños.

 

 

Fuerte caminar, para al final

desolada y vacía,

dejar la vida sin más.

No, no es verdad.

 

Caminar se camina con fuerza

porque queremos llegar a más.

Porque soñamos con una realidad

que no será real, solo será

fatalidad.

 

Soñamos con la idealidad del

modo de llevar nuestra vida

con claridad, pero no.

No sabemos hacerlo de verdad.



 

No es consuelo el dolor del otro, ni consuela la dicha del vecino.

 

 

Si es dicha, te corroe que alguien pueda y tú no. Si es dolor, no es justo consolarse con las desgracias del vecino porque a fin de cuentas a ti, no te sirven de nada.

 

Así conseguimos tirar “palante” sin, de verdad, conseguir nada.

 

No es envidia, no es maldad, es la moral que baja a los suelos y no acierta a levantar.

 

Hunde las ideas, las fuerzas y las posibilidades de alcanzar una meta. Meta, que es la misma de todos. Sobrevivir. Al día a día, a las necesidades, a las obligaciones y a la tranquilidad de vivir en paz.

 

Claro, lo difícil es mantener eso toda la existencia. Cuando no llueve por un lado, nieva por el otro, cuando no, el viento levanta murallas y el mar hunde hasta la miseria.

 

Así, ¿qué es lo que se puede hacer? Nada. ¡Frustrante! Solo podemos esperar y esperar y esperar a que todo nos pase sin dejarnos atrás.

 

Atrás nos dejará la desdicha y vendrá la calma, luego volverá la desdicha y se irá la calma. Y así hasta el momento de morir. Entonces y solo entonces tendremos la paz.

 

En consecuencia, quitando los años de niñez y ¡no todos pueden decir eso!, realmente vivimos en una larga agonía. Agonía que en los momentos felices se disipa y nos hace soñar que toda la vida es felicidad.


 
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SUEÑOS, ILUSIONES Y ESPERANZAS

 

 

 

Todo ello es un lujo que nos permitimos los humanos. Soñamos que seremos grandes, felices, indomables y fuertes. Nos ilusionamos con todas las fantasías que nuestra mente es capaz de hacernos ver y nos quedamos con la esperanza de poder  observar y presenciar lo soñado e ilusionado.

Ahora bien, si todo ello no se cumple, ¡cuidado! Porque nos podemos destruir en un solo instante.

El milagro ocurre cuando aparece un personajito, encantador, precioso y dulce que aún no ha sabido de los sinsabores futuros y nos reconcilia con todo lo que nos rodea. Nos hace volver a soñar, ilusionarnos y esperanzarnos.

En definitiva, nos hacer volver a sentir la vida.

La presencia de un nuevo ser, una nueva vida es algo grande, hermoso y fascinante. Llegando a hacernos olvidar todo lo que no hemos  logrado.

Los sueños, ilusiones y esperanzas, vuelven a abrirse en los caminos que deseamos se allanen a la nueva vida y consiga que ésta, se llene de esos sueños, ilusiones y esperanzas que se harán realidad.

 

 

 


 

 
 
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EL TORERO No sorteó el camino, no sorteó la línea que dibujaba el asfalto. No se sabe si vio o no vio, pero allá se encaminó sin saber por qué, ni por qué no. Duelo en el contrario, duelo en los corazones; sin querer, mató a alguien, sin saber segó la vida de alguien. La suya destrozó y no se sabe cómo quedó. Luchando por ella se encuentra, luchando por salir de las tinieblas. Ahora no entiende, no comprende, ahora no sabe lo que aconteció, pero seguro que entre todos le harán saber, porque es muy fuerte el dolor que sienten, pero más fuerte fue el dolor del que marchó. Ya no, ya no siente ni padece, ya no está entre las suertes. El que el daño causó… ¡Dios! ¿Que será mejor, despertar o ya descansar? Sufren los unos, sufren los otros, pero es tan lamentable oír cómo sin saber se acusa… que parece que están esperando como lobos al acecho con sus garras. Ya le han sentenciado, ya le han arrestado, ya le han condenado. Un coche es un arma en manos de todos, unos porque van bebidos, otros porque van distraídos, algunos porque se despistan sin ton ni son, otros, muchos también, porque su corazón enfermo o no, en esos momentos le dice se acabó. ¿Qué sabemos los que de lejos vemos las desgracias de los ajenos? Nada, no sabemos nada. Pero hablamos como si lo supiéramos todo, las desgracias enturbian, si es poco sufrirlas, además nos las clavan una y otra vez, a los ojos, a los oídos y al final como diría yo, mejor no haber salido. El pobre hombre no sabe aún nada, pero cuando salga sabrá tanto que querrá haberse ido con el que mató aunque le duela en el corazón. Nadie le escucha y nadie le escuchará si su vida va a salvar. Los que han sufrido la pérdida de un padre, un hijo un nieto, le odiarán, quizás con razón, pero los que no han sufrido nada de su parte estarán constantemente acusándole con el dedo y llamándole de todo, menos bueno. ASOR SADOB 02/06/2011 Eugenia, madre, abuela y bisabuela. Te fuiste sin hacer ruido. Con la tranquilidad que te daba estar ahí, donde tú deseabas. Te fuiste como siempre quisiste, dejando tus cosas bien y sin problemas para los tuyos. Sola, como siempre decías, estoy segura, te referías a sin un marido que te apoyara y acompañara. Pero con tu fuerza que desde muy pronto acogiste, llevaste tu vida adelante intentando estar siempre para todos los tuyos, sin flaquear y tragando muchas lágrimas, pero con fe. Fe en ti misma y en los que te rodeábamos, con confianza y cariño. Hoy las mujeres tenemos la clara facilidad para no depender de nadie, para vivir solas si nos apetece, tú, hiciste eso pero por obligación, en tu alma no entraba esa soledad e independencia, pero una vez que la agarraste ya no quisiste soltarla. Entendiste que no necesitabas a nadie, para vivir. Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
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