EL NUEVO SALVADOR DE LA SOCIEDAD
Fatuo, poco generoso, ligero de razones con peso, lleno de simbiologías adormecidas y engañosas palabras, ya muy vistas, muy conocidas en épocas pasadas, muchos años antes de la golosinada de arrebatar el poder.
Así me pareció a mí un personaje que de la nada aparece y como resucitado nos intenta enseñar a vivir y a dejar de sufrir, en una palabra, doblegar.
Si, en realidad solo quiere doblegar, llevarnos como borregos a su redil, con una sonrisa que te suena de haberla visto en fotos del pasado, en recuerdos, en la disyuntiva de épocas pasadas en las que se debatía la misma suerte.
Sutil, sibilino, pretende hipnotizar a las cámaras… pero son tan transparentes los reflejos que estas cámaras proyectan que se ve claramente al embaucador. Convence, claro que convence, con lo que tenemos encima, cualquiera que venga y diga soy el salvador, nos lo creeremos.
Aprovechando la moral por los suelos de muchos, el no saber qué hacer de otros, la sinvergonzonería del resto, es el momento de que un salvador, mentiroso y engañoso venga a resucitarnos.
Pero no será fácil, porque a pesar de todos los descalabros sufridos, aún quedan fuerzas y esperanzas de que podamos sobrevivir sin la necesidad de que nadie, nadie trate de llevarnos por donde no queramos.
Nuestra sociedad parece que está hundida, dividida, machacada. Pero la realidad es que aquello de: caerás pero al momento te levantarás, en esta sociedad, es vital.
Porque, si caemos y nos dejamos pisotear jamás llegaremos al final. ¿Cuál es nuestro final? se preguntarán, solo cada uno de nosotros mismos lo sabemos, pero para llegar a ése final no necesitamos a, fatuos, egoístas ni mentirosos.
A TI
que parece que no te encuentras, a ti, que confías más en lo imaginable que en
lo real, a ti, que desprecias todo lo que te dan, a ti, que prefieres vivir
sólo para ti y nada para los demás, a ti:
Confía,
piensa, ama y lucha por sobrevivir, no por echar las culpas de todo a los que
te rodean.
No
luches contra los que te aman y contra los que dentro de sus posibilidades, te
ayudan.
No
caigas en la tentación de pensar que todos están contra ti, porque eso, lo
sentimos el resto por el otro resto.
Nadie
quiere ver hundido a nadie, pero ninguno queremos que nos vean a nosotros
mismos hundidos.
Aprender
a luchar por uno mismo, sin creer que nuestros problemas, son de otros. Sin
acusar de tu destino a los demás.
Vivir
y dejar vivir es lo más reconfortante que se pueda obtener de quien te tiene
cerca. Comprender al otro, igual que queremos que nos comprendan a nosotros. Y
no creer que todos, todos te búscan para apalearte.
La
realidad, es que siempre se ha intentado llevarte por los mejores momentos y caminos
que nos puede ofrecer ésta vida, y tú, solo has querido revolverte y encararte
con los que te quieren.
Lástima,
que nunca hayas comprendido nada, alabado nada, ni agradecido nada.
La
persona que se cree el centro del reino y no se acerca a los que le rodean,
está tremendamente abocada a la soledad, impuesta por ella misma.
Ésa
soledad que ofrece a los que están a su lado por obligación o deseo y que su
generosidad, les ha llevado al hundimiento moral.
Sobrevive
como puedas y abraza a los que te quieren, aunque no lo creas, te
reconfortará.
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¿LAMENTO MI CAMINAR?
Volvería a caer en la misma idiotez.
A pesar de los pesares y
a pesar de saber todo lo que me habría
de ocurrir, volvería a caer.
No lo siento, solo lo lamento.
Lo bueno puede sobre lo malo y
aunque éste desespere y se vea
traicionero y triste y duro…
sólo, lamento.
Lamento la pena que siento
porque no la merezco.
Lamento mis lamentos
porque no son sueños.
Fuerte caminar, para al final
desolada y vacía,
dejar la vida sin más.
No, no es verdad.
Caminar se camina con fuerza
porque queremos llegar a más.
Porque soñamos con una realidad
que no será real, solo será
fatalidad.
Soñamos con la idealidad del
modo de llevar nuestra vida
con claridad, pero no.
No sabemos hacerlo de verdad.
No es consuelo el dolor del otro, ni consuela la dicha del vecino.
Si es dicha, te corroe que alguien pueda y tú no. Si es dolor, no es justo consolarse con las desgracias del vecino porque a fin de cuentas a ti, no te sirven de nada.
Así conseguimos tirar “palante” sin, de verdad, conseguir nada.
No es envidia, no es maldad, es la moral que baja a los suelos y no acierta a levantar.
Hunde las ideas, las fuerzas y las posibilidades de alcanzar una meta. Meta, que es la misma de todos. Sobrevivir. Al día a día, a las necesidades, a las obligaciones y a la tranquilidad de vivir en paz.
Claro, lo difícil es mantener eso toda la existencia. Cuando no llueve por un lado, nieva por el otro, cuando no, el viento levanta murallas y el mar hunde hasta la miseria.
Así, ¿qué es lo que se puede hacer? Nada. ¡Frustrante! Solo podemos esperar y esperar y esperar a que todo nos pase sin dejarnos atrás.
Atrás nos dejará la desdicha y vendrá la calma, luego volverá la desdicha y se irá la calma. Y así hasta el momento de morir. Entonces y solo entonces tendremos la paz.
En consecuencia, quitando los años de niñez y ¡no todos pueden decir eso!, realmente vivimos en una larga agonía. Agonía que en los momentos felices se disipa y nos hace soñar que toda la vida es felicidad.
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SUEÑOS, ILUSIONES Y ESPERANZAS
Todo ello es un lujo que nos permitimos los humanos. Soñamos que seremos grandes, felices, indomables y fuertes. Nos ilusionamos con todas las fantasías que nuestra mente es capaz de hacernos ver y nos quedamos con la esperanza de poder observar y presenciar lo soñado e ilusionado.
Ahora bien, si todo ello no se cumple, ¡cuidado! Porque nos podemos destruir en un solo instante.
El milagro ocurre cuando aparece un personajito, encantador, precioso y dulce que aún no ha sabido de los sinsabores futuros y nos reconcilia con todo lo que nos rodea. Nos hace volver a soñar, ilusionarnos y esperanzarnos.
En definitiva, nos hacer volver a sentir la vida.
La presencia de un nuevo ser, una nueva vida es algo grande, hermoso y fascinante. Llegando a hacernos olvidar todo lo que no hemos logrado.
Los sueños, ilusiones y esperanzas, vuelven a abrirse en los caminos que deseamos se allanen a la nueva vida y consiga que ésta, se llene de esos sueños, ilusiones y esperanzas que se harán realidad.